5 ago 2010

Feelings

¡Me encanta el olor a hierba mojada por la mañana! Nada ha cambiado pero veo el mundo de forma distinta. El hielo que se derrite y permite que su última gota se condense y caiga sobre el mantel de la mesa. Una mesa llena de vasos vacíos y limones exprimidos. La brisa del mar que masajea tu rostro suave y delicado. El movimiento de unas sabanas que bailan con tu cuerpo al son de tu respiración. La frágil tela de un pañuelo que forma depresiones y montículos según lo roces. Un pájaro volando libre sobre un cielo azul añil buscando llegar al fin del mundo para poder volver a surcar los mismos cielos al año siguiente. El primer amor de verano, intenso y efímero (me encanta esta palabra) para al finalizar el verano llorar porque se ha terminado. La risa de un grupo de chavales, fieles a su inocencia, que disfrutan de un verano caluroso, el mayor de sus cortas vidas. Siento como sus hormonas revolotean a su alrededor, las risas cambian con la edad, los actos y las conversaciones cambian con la edad.

Antes daba igual todo, ahora importa cualquier cosa. Hace mucho que no escucho una risa cínica... espera, quizás no tanto. Deseada por tantos, bien tratada por tan pocos. La verdad no es un acto fácil, hay que tratarla con dulzura, delicadeza, pero sobretodo con bondad.

Llevo soñando dos días cosas que me inquietan, he sentido cómo la vida se evapora, no es una sensación agradable. Que pase la tormenta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos."

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche esta estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa,
y estos sean los ultimos versos que yo le escribo.

Pablo Neruda

¡Qué grande eres Neruda!

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