11 sept 2011

11S: Recuerdos de un horror

Acababa de llegar del colegio. Mi madre estaba comiendo y yo iba a empezar a ver los dibujitos, como todos los días. Pero algo en la tele me hizo detenerme y prestarle toda la atención a ésta. El primer avión ya se había estrellado. Me quedé anonadado, pensé que había sido un accidente, que llegarían los bomberos y salvarían a todo el mundo sin problemas. Comenzaron a hablar de ataque terrorista, poco entendía de aquello, tenía 10 años. A falta de un día para tener 11, "¿por qué tenía que pasar aquello un día antes de mi cumpleaños?" pensaba yo inocentemente. Me marcó para siempre.

Solo veía imágenes y más imágenes de caos: aquel humo saliendo de la Torre Norte, gente en las ventanas pidiendo auxilio, gente corriendo y gritando desde el suelo, personas llamando a emergencias o a sus familiares más queridos. Ana Blanco (creo que era ella), no paraba de hablar en TVE, pero su tono era de miedo, de frustración, de inseguridad, me imagino que como el de todos los locutores que estuvieran retransmitiendo aquel horror. Yo me emocioné, aunque era pequeño, sabía que aquello era gordo, muy gordo, que era malo. A día de hoy, sigo haciéndolo cuando recuerdo esas desastrosas imágenes.

Recuerdo a mi madre. Estaba paralizada delante del televisor soltando exclamaciones de llanto con cada nueva información o con cada imagen en movimiento que aparecía en aquella caja tonta que tenía al mundo entero en trance. Cambiamos canales para ver si daban otras informaciones, pero todos tenían la misma noticia, las mismas imágenes y la misma información. Creo que aquel día los Sistemas de Información aprendieron una lección muy importante: no debe existir el politiqueo entre colegas, no debe existir el interés, porque al final siempre dependerás de otros para "vender" tus imágenes o tu información. Y el mundo aprendió algo todavía más valioso: la guerra no lleva a nada, las disputas no llevan a nada, solo a más guerras y a más disputas. Por desgracia, a día de hoy, seguimos cometiendo los mismos errores.

Volviendo al hilo: se estrelló el segundo avión y esta vez en la Torre Sur. No podía creer lo que veían mis ojos cuando aquel pájaro metálico describió la parábola perfecta como para estrellarse contra aquella magnífica estructura. Desde luego aquello era ya una locura, dejé de entender lo que ocurría, o quizás mi mente no quería entender. Creo que la inocencia de muchos niños del mundo desapareció aquel día. Supimos lo que era el verdadero odio, la rabia, la pena, la lástima y muchos sentimientos que aunque necesarios, son negativos. Veía a gente tirándose de las torres cogidos de las manos, otros rezando, otros se dejaban llevar por la resistencia que el vacío les iba ofreciendo. No sé por qué, pero pensaba que abajo había unas enormes colchonetas que habían colocado los bomberos, las cuales frenarían la caída y salvarían a todas aquellas personas. ¿Por qué se iban a tirar sino? Eran imágenes muy duras de todas formas. Yo seguía delante del televisor, sin moverme, con una lágrima de vez en cuando suicidándose y dejándose llevar por los surcos de mi inocente rostro... No podía con aquello.

Pensé, que en un par de horas todo esto estaría más relajado y habría más información, pero no dio tiempo a que aquella calma llegara porque cayó la primera torre. Parecían fichas de dominó en vertical, cayendo una tras otra, y para más inri caía hacia dentro como si fuese una espiral sin fin. Pocos minutos después cayó la segunda torre y cuando acabó todo solo había humo, no se veía nada. Un humo blanco y espeso que engullía a todo el que estaba alrededor de aquel caos inimaginable y hasta entonces inexistente. Comencé a sentir miedo, un miedo real, un miedo que no conocía...

Silencio, solo necesitaba silencio...

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